El Hombre

Textos: Dr. Antonio Moreno González

A los 61 años de edad, el certificado de naturalización como ciudadano americano expedido en Trenton (New Jersey) describe a Einstein como un varón de color blanco y complexión media, ojos marrones y cabellos grises, de 5 pies y 7 pulgadas de estatura y 175 libras de peso.

La popularidad alcanzada por Einstein en vida es comparable con la de Newton, pero los siglos que separan a ambos personajes repercute en que la difusión de la figura de Einstein haya llegado a cualquier lugar del mundo y a personas de cualquier edad y condición, dentro o al margen de los ámbitos académicos y científicos, mucho más allá de lo que sucediera con el conocimiento público que se tuvo de Newton en su tiempo y en la actualidad.

Sin embargo, desde el punto de vista de la comprensión y el entendimiento de la obra de ambos, fue más y mejor asimilada   la de Sir Isaac que la del soñador y atrevido Albert. Quizá sea debido a que la obra de éste es más compleja, sobretodo la correspondiente a la relatividad general, la que matiza, amplia y modifica la significación de la teoría gravitatoria newtoniana.

Einstein viajó por todo el mundo, entre otras razones porque se convirtió en una atracción en sí mismo. Fue distinguido con los más altos honores que un científico pudiera recibir, de él se publicaron y siguen publicándose libros y artículos que superan la popularidad de cualquiera - ha sido elegido por la revista Time Magazine , en 1999, como "Person of the Century"- incluso se ha pretendido penetrar en su vida y en el proceso de gestación de su obra como no se ha hecho con nadie, para bien y para mal. Es sin duda un personaje singular, a la vez que uno de los más enigmáticos del siglo XX. Un personaje de gustos sencillos: vestía desaliñado, con ropa informal y muy usada; vivía en una casa modesta;   disfrutaba con los macarrones y un plato de lentejas con salchichas, tarta de manzana o ciruela, un café y un buen puro...aparte de la pipa, que siguió manoseando cuando ya tuvo prohibido el tabaco; le gustaban las veladas musicales caseras con cualquiera del vecindario, pero huía de fastos y celebraciones porque era un Einspänner , un solitario en todos sus comportamientos, entre sus estudiantes, sus colegas, sus amigos y su familia. Uno de sus gozos más apreciados por él era adentrarse con una pequeña barca, solo, en las tranquilas aguas de los lagos que frecuentó, a pesar del riesgo que corría -más de una vez tuvo en ascuas a su mujer- porque sabía poco del arte de la navegación. En realidad prefería la barca a otra actividad porque, además de proporcionarle el placer de la soledad, para él era "el deporte que requiere menos energía", afirmación que corrobora su tendencia a la comodidad y la buena vida dentro de la modestia que siempre le caracterizó.

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Portada TIME 1999

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Preparándose para navegar